03 Abr n’UNDO afín | Arquitectura como sincronización
Autores: RODRIGO DELSO GUTIERREZ y ATXU AMANN
¿Qué pasaría si los semáforos durasen siete minutos en vez de uno?
Posiblemente, los coches deberían apagar sus motores. Los peatones se aglomerarían en la acera. El silencio de las turbinas sería eclipsado por las conversaciones de los ciudadanos. Las aceras deberían ser más anchas para dar cabida a dichos grupos en espera; e incluso puede que algunos bancos fueran bienvenidos. Los materiales del suelo se transformarían en suaves y blandos para permitir a la gente sentarse y jugar. Parterres vegetales se propagarían hacia todas las intersecciones para humedecer el ambiente y permitir el cultivo de una diversidad de especias capaces de ser cuidadas por cualquier ciudadano. Malabaristas, comunicadores y magos proliferarían en los pasos de cebra para entretener a conductores y viandantes. Tanto tiendas como mercados se concentrarían cerca de estos puntos permitiendo a los ciudadanos resolver sus compras diarias en estos intervalos sincrónicos. Cualquiera podría copiar la llave del candado de la bicicleta o comprar una berenjena para la moussaka de esa noche. Por supuesto, mucha gente encendería sus teléfonos móviles para consultar el email, leer el periódico o ver un trozo del segundo capítulo de la tercera temporada de “House of Cards”. La línea de fachada debería retranquearse e interactuar con los viajeros. La edificación debería ocupar menos espacio para que el tiempo común pudiese ocuparlo. La superficie de manzana se reduciría para incrementar el empoderamiento público. Puede que el fondo edificable debiera replantearse para dejar espacio a la plantación de árboles que protegiesen de la lluvia y el sol. Quizás los coches urbanos no necesitarían ni deberían tener una velocidad superior a 30 km/hora. Una buena red de transporte público sería fundamental, evidentemente. No debería funcionar por trayecto, sino por tiempo. Al revés que en los taxis, donde el tiempo no debería ser lo importante: solo la distancia entre coordenadas con tarifa fija de antemano, y eliminar la prisa. Los taxis, las bicicletas, los coches, las motos y los patines compartirían su velocidad. A lo mejor dejaría de ser necesaria la existencia de semáforos en todos los cruces. Los pasos de cebra suponen un acuerdo civilizado entre las partes, pero podrían mutar hacia puntos conectivos de un espacio-tiempo continuo que cubriría más de la mitad de la superficie total urbana. Una ciudad sin polución que recupera el olor de los perfumes de la gente y de las plantas. La ciudad vuelve a caracterizar sus barrios por el olor del chino, de las flores o de la tierra mojada del patio del colegio. Si los semáforos durasen siete minutos, podrías escribir en tu ipad este texto mientras esperas sentado en una superficie verde para cruzar al otro lado, donde te espera tu cita, a la hora acordada, para tomarse un café contigo.
Bibliografía:
– Innerarity, D. (2008). Un mundo desincronizado. Claves de la razón práctica. Todo.
– Lem, S. (1984). Provocación. Un minuto Humano. Madrid: Funambulista. Páginas 0-12 (en la versión inglesa) o Páginas 33-43 (versión española).
– Lefevre, H. (1992). Ritmoanálisis: Espacio, Tiempo y Vida Cotidiana. London: Continuum. Páginas 47-53. Bibliografía opcional: Llorca, G. (2007) GLOBALIZACIÓN, CRONOPOLÍTICA Y PROPAGANDA DE GUERRA: APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO CRÍTICO DE PAUL VIRILIO. Universitat de Valencia. Páginas 635-648. Armitage, J. (2013) The Virilio Dictionary. University Press, Edinburgh. Páginas: 45-47
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